Sensacionalismo de dos torres caídas

on domingo, 9 de septiembre de 2012


El 11 de septiembre de 2001 pasó de ser un día normal a una fecha histórica que quedará grabada en la memoria de la humanidad. Esa mañana, los medios de información estadounidenses se vieron en una encrucijada, se tenía que encontrar la forma de dar la noticia evitando incrementar el pánico social. La responsabilidad aumentó cuando los canales norteamericanos fueron enlazados con medios internacionales. El sensacionalismo de esta nota trajo la sensibilidad del globo terráqueo. Todo el mundo estaba unido, de una u otra forma, a través de los canales de noticias. La pregunta es, ¿qué hubiera sucedido si las redes sociales y YouTube hubieran estado presentes en el marco de aquel ataque? 

Es muy probable que hoy no entendamos el mundo sin la existencia de Facebook, Twitter o Youtube. Estas se han convertido en armas del conocimiento y de la libre expresión. Gracias a ellas se ha logrado derrocar dictaduras en Medio Oriente, protestar contra injusticias y denunciar hechos que usualmente se quedan en la oscuridad. Si ya el 11 de septiembre fue un hecho sensacionalista, las redes sociales lo podrían haber convertido en un tornado mediático. Facebook, Twitter y YouTube hubieran colapsado; mientras que, WikiLeaks y Annonymous podrían haber entrado a escena casi una década antes. 

Aunque el New York Times se asoció con YouTube para que los familiares, sobrevivientes y soldados puedan subir vídeos testimoniales, es muy probable que la existencia de esta herramienta en el momento clave hubiera podido ser la ventana para presenciar los últimos minutos de alguien atrapado en una torre. Incluso un tuit de algún pasajero de los aviones secuestrados se hubiera convertido en bomba mediática, y podría haber cambiado la historia de aquel día.

En la actualidad, las redes han logrado que se forme la aldea global. Esta unión de Internet y sociedad es la que da lugar a la relación entre medios y audiencia. Desde el 11 de septiembre, hemos podido observar el debilitamiento de la economía estadounidense, las dos guerras causadas por el atentado y la misión secreta que terminó con la vida de Osama Bin Laden. Fuimos testigos del nacimiento de WikiLeaks y la organización de derrocamientos contra dictaduras militares.

Sin embargo, los comentarios racistas y la discriminación hacia ciertas religiones no hubieran pasado desapercibidos en las redes sociales. Twitter y Facebook se hubieran convertido en el hogar de posibles neonazis y personas alteradas. El odio hubiera escapado por los poros de cualquier estadounidense y el pánico hubiera imperado no solo en los Estados Unidos, si no también en el resto del globo terráqueo.

A todo esto, me queda la siguiente pregunta: ¿Las redes sociales con su sensacionalismo, rapidez y “veracidad” hubieran sido una bendición o una maldición aquella mañana de 2001? 

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