
Bernard Cohen afirma en su trabajo La prensa y la política
extranjera lo siguiente, “La prensa no tiene mucha éxito en decir a la
gente que tiene que pensar, pero sí lo tiene en decir a sus lectores sobre qué
tienen que pensar”. Esta frase no ha podido ser refutada desde su
concepción ya que siempre se le ha juzgado a los medios por la poca objetividad
que manejan, las líneas editoriales y el sensacionalismo. En los
últimos 10 años, los periódicos y canales de televisión han sufrido un
constante ataque debido a esto.
Desde hace bastante tiempo que ya no se habla de un periodismo veraz y
tradicional. En la actualidad, la calidad de la noticia ha pasado a un segundo
plano. Lo que los editores quieren son reporteros rápidos que puedan tener la
noticia antes que cualquier medio. Muchas veces sin verificar fuentes ni estar
completamente seguros de lo que pasó. Esta es una de las razones principales
por las que las personas ya no confían en los medios de información ni los ven
como fuente confiable.
En Latinoamérica, el principal problema que existe es que los medios de
información solo tienen dos divisiones: a favor del gobierno y la oposición.
Aunque pueden ser considerados como confiables, “Se
observa un importante desbalance en cada uno de ellos, lo cual dificulta la
objetividad y la imparcialidad. El hecho del difícil acceso a las fuentes
oficiales impide además que se hable de verdadera libertad de expresión”,
cuenta Tamara Slusnys, periodista venezolana para Radio Caracas Televisión
(RCTv).
“A lo que ahora se enfrentan los medios es a las redes sociales.
Cualquier noticia puede ser desmentida, todo se sabe y ya no pueden esconder
cosas de la misma manera que lo hacían antes”, afirma una fuente quien por
motivos personales pide que no se cite su nombre. Las redes sociales también
crean una relación entre medio y audiencia. Slusnys dice sobre este tema, “con
la aparición de Twitter, que a mi juicio es ya un medio de comunicación,
cualquier contenido puede ser noticia (…) una información puede tener gran
trascendencia, incluso distinta de la que hubiese podido observar de haber sido
lanzada por algún medio tradicional”.
Teoría de agenda-setting
La teoría que explica como los medios escogen las noticias es conocida
como teoría del establecimiento periodístico de temas de opinión o teoría de la
agenda-setting. Esta fue ideada por Maxwell McCombs y Donald L.
Shaw quienes para lograr su concepción, hicieron investigaciones empíricas
durante campañas electorales en varios países para medir el impacto que tenían
los medios masivos en la opinión pública. De su trabajo, se acuñan los términos
conocidos como framing y piling que se
refieren a lo que no sale en un periódico/noticiero/programa de radio debido a
la línea editorial de este.
Slusnys explica, “Cada medio tiene una política editorial que obedece a
sus intereses, que pueden ser de diversa índole: económicos, políticos,
sociales. Con base en esa premisa y previo estudio de su audiencia, los MMCC
difunden contenidos que se espera cubran las necesidades de información de su
público”. Aunque también afirma que los criterios, como objetivo, real y
pertinente siempre estarán sujetos a discusión debido a que lo que parece
pertinente y ético en un medio, en otro no lo es. “El claro ejemplo de esto son
los tabloides. Para la mayoría de periodistas, no es ético escuchar llamadas
telefónicas o seguir a tu fuente 24/7. Para TMZ o People, esta es su forma de
ganarse la vida. Lo ético es relativo en este caso (…) por lo que el periodismo
y los medios son confiables de acuerdo a tu punto de vista”, cuenta la fuente
anónima.
Para Slusnys, el ejemplo más claro en Latinoamérica es Venezuela ya que
tanto los medios opositores como los partidarios dan la cara de la moneda que
más les parezca y lo que publica uno, influye en lo que publica el otro.
Argentina es otro de los países donde se puede observar esto con el juicio que
la presidente Cristina Fernández le impuso a Clarín.
Noam Chomsky, profesor del Massachussetts Institute of
Technology, cree que la agenda-setting es simplemente
una alianza entre un gobierno (generalmente Estados Unidos) y los medios para
mantener en calma a la audiencia. “Es el juego del narcótico en el que ellos
saben que está pasando algo, pero les hacen creer que hay una estabilidad
correcta en el país”, cuenta la fuente anónima al hablar sobre la teoría y
traer a Chomsky a colación. Slusnys afirma que a nivel ciudadano
existe un problema de importante dimensión ya que ellos no se dan cuenta del
juego que existe entre los medios y su mente.
La misma teoría de la agenda-setting pone en juego la
reputación de un medio e incluso de la propia noticia. La misma semana de las
elecciones de Venezuela y los atentados de Boston, hubo un terremoto en Irán y
Pakistán. Sin embargo, en los medios del continente americano no se le dio
mayor seguimiento debido al boom de los otros dos hechos. Esto
puede llevar a la conclusión de que no solo existen noticias de mayor interés y
sensacionalismo, sino también un área geográfica más atractiva para la
audiencia. Slusnys cree que esto se da por oportunidad y que habría que monitorear
las redes sociales de oriente y no de occidente para medir el verdadero impacto
de la catástrofe.
La globalización en la agenda
La fuente anónima afirma que todo esto es gracias a la globalización,
“Si no te enteraste a través de un medio, lo encuentras en Twitter o en
Facebook donde alguna persona indignada lo posteo o tuiteo”.
Es por esto que los medios tienen que ser cuidados y recordar que su fin es
llevar una noticia y no un juicio de valor. “Últimamente, han publicado
noticias que no deberían y periodistas que no deberían escribir columnas en
lugar de notas”, dice antes de agregar esto a una larga lista de problemas con
los medios.
“Solo basta con ver las diferentes portadas de los periódicos para ver
cómo se cubren las noticias y qué representa ese encubrimiento. Irán fue un
ejemplo grande pero son los pequeños los que pasan desapercibidos. Como dice la
teoría, si no está en un medio, no existe”, afirma la fuente.
Infografia de Boston, Venezuela e Irán para observar las diferencias en la cobertura de Twitter
(Nota: solo se tomaron como referencias las cuentas influyentes y verificadas)